1. (46) Dios es el Amor en el que perdono.
2 Dios no perdona porque jamás ha condenado. 3 Los que están libres de culpa no pueden culpar, y aquellos que
han aceptado su inocencia no ven nada que tengan que perdonar. 4 Con todo, el perdón es el medio por el cual
reconoceré mi inocencia. 5 Es el reflejo del Amor de Dios en la tierra. 6 Y me llevará tan cerca del Cielo que el
Amor de Dios podrá tenderme la mano y elevarme hasta Él.
2. (47) Dios es la Fortaleza en la que confío.
2 No es con mi propia fortaleza con la que perdono. 3 Es con la Fortaleza de Dios en mí, la cual recuerdo al
perdonar. 4 A medida que comienzo a ver, reconozco Su reflejo en la tierra. 5 Perdono todas las cosas porque
siento Su Fortaleza avivarse en mí. 6 Y empiezo a recordar el Amor que decidí olvidar, pero que nunca se olvidó
de mí.
3. (48) No hay nada que temer.
2
¡Cuán seguro me parecerá el mundo cuando lo pueda ver! 3 No se parecerá en nada a lo que ahora me imagino
ver. 4 Todo el mundo y todo cuanto vea se inclinará ante mí para bendecirme. 5 Reconoceré en todos a mi Amigo
más querido. 6 ¿Qué puedo temer en un mundo al que he perdonado y que a su vez me ha perdonado a mí?
4. (49) La Voz de Dios me habla durante todo el día.
2 No hay un solo instante en el que la Voz de Dios deje de apelar a mi perdón para salvarme. 3 No hay un solo
instante en el que Su Voz deje de dirigir mis pensamientos, guiar mis actos y conducir mis pasos. 4 Me dirijo
firmemente hacia la verdad. 5 No hay ningún otro lugar adonde pueda ir porque la Voz de Dios es la única voz y
el único guía que se le dio a Su Hijo.
5. (50) El Amor de Dios es mi sustento.
2 Cuando escucho la Voz de Dios, Su Amor me sustenta. 3 Cuando abro los ojos, Su Amor alumbra al mundo
para que lo pueda ver. 4 Cuando perdono, Su Amor me recuerda que Su Hijo es impecable. 5 Y cuando
contemplo al mundo con la visión que Él me dio, recuerdo que yo soy Su Hijo.
COMENTARIO DE JESÚS CANALIZADO POR TINA SPALDING
Vosotros sois de hecho seres bendecidos. Yo soy aquel a quien conoces como Jesús. A medida que transites por este camino, te encontrarás con obstáculos. Estos son asuntos que se te asignaron para tratar en esta encarnación. Ahora, muchos de vosotros estáis lidiando con problemas de múltiples vidas que han sido ignorados o que no pudiste dominar, y han aparecido en esta encarnación. Muchos de vosotros estáis teniendo dificultades con este momento en particular, en esta parte particular de tu vida, porque antes de entrar en esta encarnación, decidiste que querías lidiar con tantas cosas como fuera posible para aclarar tanto como fuera posible por varias razones que no vamos a entrar en este momento.
Queremos que sepas que cuando te tropieces con uno de estos baches en la carretera; te caes, te levantas, te sacudes y luego miras esa cosa traicionera en la que acabas de caer, no queremos que estés triste y enfadado contigo mismo. No queremos que digas: “Soy un mal alumno de Un Curso de Milagros porque no puedo manejar esa situación particular con mi madre, mi padre, mi cuerpo, mi comida, mis adicciones y mis resentimientos”.
Lo que sea que no te trabajaste hoy o ayer, perdónate tú mismo y di, “Ah, por eso estoy aquí. No sé cómo manejar esta situación. No sé cómo hacer eso. ¿Por qué atacaría a un niño pequeño por escribir mal una palabra? ¿Por qué atacaría a un niño por caerse cuando está aprendiendo a caminar? No haría esas cosas, así que no me las haré a mi mismo mientras aprendo a reconocer lo que no es amoroso en mí. Si no es amoroso y está en mi mente, entonces no es de Dios. No se va a quedar. Por lo tanto, debo verlo. Debo tropezar con él para reconocer que no es amoroso, que puede llevarme a la tristeza y al sufrimiento, y eso significa que no soy yo; ni el yo real, ni el verdadero yo que está en casa con Dios y alineado con el amor. Esta cosa que acabo de encontrar no soy realmente yo. No lo voy a poseer en ese sentido. Le he permitido vivir dentro de mi consciencia y manifestarse en mi vida, pero no es mi verdadero yo, así que no me castigaré. No me odiaré por algo que hice o por una situación que no pude manejar bien. Voy a mirarlo con ojos de perdón y decir, Ah. Hay una cosa que necesito echar un vistazo. No es amoroso y no extiende el amor. No suma en el mundo de una manera positiva, por lo que no es real en ese sentido. No pertenece aquí. No pertenece a la santa mente”.
Hacer esto te ayudará a dejar de castigarte cuando cometes errores. Los errores son cosas buenas, porque te muestran donde eres inestable o no puedes manejar algo. Eso significa que necesitas mirarlo, sacarlo a la luz y ofrecerlo para sanar. Además, mira dónde contribuyes a mantener esa creencia. Ese es tu lado de la calle, por así decirlo. Lo traes a la luz. Dices: “Ah, tengo mucho miedo de esto”, u “odio esto, pero no quiero ese concepto de falta de amor en mi mente. Voy a pedir ayuda para que lo eliminen de mi mente, y voy a ver dónde lo refuerzo a diario”.
Ese es el proceso que usas para debilitar una creencia. Debes ver dónde lo refuerzas; los comportamientos, palabras, hechos o pensamientos que empleas de manera regular que mantienen viva esa creencia. Una vez que lo veas, puedes usar tu libre albedrio para elegir otros pensamientos, palabras y comportamientos. Esa creencia disminuye el poder que le agregas. Entonces puede ser quitando de tu consciencia porque, literalmente, ya no lo quieres. Dejas de fortalecerlo.
Yo soy aquel que conoces como Jesús, y te volveremos a ver mañana.