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UCDM Lección 337: Mi impecabilidad me protege de todo daño

1. Mi impecabilidad me garantiza una perfecta paz, eterna seguridad, un amor imperecedero, mantenerme
eternamente a salvo de todo pensamiento de pérdida y liberarme completamente del sufrimiento. 2 Mi estado
sólo puede ser uno de felicidad, pues eso es lo único que se me da. 3 ¿Qué debo hacer para saber que todo esto
me pertenece?
4 Aceptar la Expiación para mí mismo y nada más. 5 Dios ya hizo todo lo que había que hacer.
6 Y lo que tengo que aprender es a no hacer nada por mi cuenta, pues sólo necesito aceptar mi Ser, mi
impecabilidad—la cual se creó para mí y ahora es mía—para sentir el Amor de Dios protegiéndome de todo
daño, para entender que mi Padre ama a Su Hijo y para saber que soy el Hijo que mi Padre ama.
2. Tú que me creaste en la impecabilidad no puedes estar equivocado con respecto a lo que soy. 2 Era yo quien
estaba equivocado al pensar que había pecado, pero ahora acepto la Expiación para mí mismo. 3 Padre, mi
sueño termina ahora. 4 Amén.

COMENTARIO DE JESÚS CANALIZADO POR TINA SPALDING
Vosotros sois de hecho seres bendecidos. Yo soy aquel que conoces como Jesús. La culpa y el pecado son las sombras que te ocultan tu perfección de ti mismo.
La expiación, cuando la aceptas para ti, es la aceptación de tu ausencia de pecado y la inocencia de tu hermano y de tu hermana. En esta aceptación, a través de la práctica del perdón, recuperas todos los pedacitos de tu mente que se han perdido en el camino de esta experiencia terrenal que estás viviendo.
Cada pequeño resentimiento, cada pequeña herida y cada pequeña creencia injusta que mantienes, drena la unidad de tu consciencia. Drena tu poder y tu capacidad de manifestar lo que quieres experimentar. Así que el perdón, en última instancia, es un acto egoísta. Te devuelve lo que siempre fue tuyo pero que has regalado, pensando erróneamente que juzgar es justo, que condenar a los demás te hace mejor de alguna manera o que los pecados que otros han cometido quedarán impunes si no los castigas.
Deja todo el recuento a Dios. No es de tu incumbencia lo que hagan los demás, a menos de que estén sentados frente a ti. Ahora bien, si estás sentado frente a personas que te están atacando verbal, emocional o físicamente, tu ego va a entrar en acción y hará lo que tenga que hacer para protegerte o mantenerte a salvo. Lo hará. No tienes que preocuparte por ello.
Comprende que el perdón no significa que te dejes pisotear; no significa que seas una víctima. Significa que tendrás la fuerza, la conexión y el poder para manejar cualquier situación que se te presente. Puedes ser atacado verbalmente por otros, pero si has pasado por tu práctica del perdón y entiendes que su ataque a ti es una llamada al amor, entonces pondrás la otra mejilla. Dirás: «No voy a batallar contigo por esto». Puede que levantes la mano para defenderte, pero no golpearás, ni literal ni figuradamente. En tu mente no vas a golpear. Verás que les falta amor y que de ahí viene el comportamiento.
Estas enseñanzas tratan acerca de lo que haces con tu mente y cómo tu mente crea tu realidad. Así que si practicas estas enseñanzas, no serás atacado porque no estás atacando. No serás traicionado, porque no estás traicionando. Estás amando, amando, amando.
Esto no significa que no puedas realizar tus actividades cotidianas; ir al trabajo, cuidar de tu familia, arreglar el jardín y disfrutar de ti mismo. No significa que tienes que actuar como un monje en un monasterio. Significa que eres el dueño de tu mente; por lo tanto, puedes disfrutar de tu día. Puedes hacer lo que estés inspirado a crear y todo lo que te produzca alegría.
A medida que practiques el perdón y reintegres la mente, más alegría y felicidad llegará a ti porque no estás permitiendo que las creencias e ideas no amorosas habiten en tu consciencia. Las desalojas a medida que las encuentras. Esa es la práctica que continuarás después de terminar estas lecciones. Continuarás practicando el perdón, y continuarás eligiendo no apoyar y alimentar las creencias e ideas no amorosas en tu mente hasta que ellas no obtengan energía de ti en absoluto, entonces se desvanecerán en la nada. Esto es lo que ocurrirá con las creencias e ideas no amorosas cuando dejes de complacerlas. Sólo están ahí porque tú las consientes.
Yo soy aquel que conoces como Jesús, y te hablaremos de nuevo mañana.

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