1. Éste es el pensamiento que me conduce a Ti y me lleva a mi meta. 2 No puedo llegar hasta Ti sin mi hermano.
3 Y para conocer mi Fuente, tengo primero que reconocer lo que Tú creaste uno conmigo. 4 La mano de mi
hermano es la que me conduce a Ti. 5 Sus pecados están en el pasado junto con los míos, y me he salvado
porque el pasado no existe. 6 Que no lo siga atesorando en mi corazón, pues me desviaría del camino que me
lleva a Ti. 7 Mi hermano es mi salvador. 8 Que no ataque al salvador que Tú me has dado. 9 Por el contrario,
que honre a aquel que lleva Tu Nombre para así poder recordar que es el mío también.
2. Perdóname hoy. 2 Y sabrás que me has perdonado si contemplas a tu hermano en la luz de la santidad. 3 Él no
puede ser menos santo que yo y tú no puedes ser más santo que él.
COMENTARIO DE JESÚS CANALIZADO POR TINA SPALDING
Vosotros sois de hecho seres bendecidos. Yo soy aquel que conoces como Jesús. Esto es lo último que cualquier ego quiere escuchar— que tu salvación radica en perdonar a tus hermanos y hermanas de sus pasados— porque te aferras a una visión de separación y distinción entre tú y ellos.
Cuando te guardas un agravio, es como si estuvieras diciendo: “Eres peor que yo. Has hecho algo imperdonable. Ante los ojos de Dios debes ser menos amado que yo”. Ninguna de estas cosas es verdad, por supuesto, pero las crees cuando guardas un resentimiento, y es imposible que sigas adelante en tu evolución espiritual mientras tengas estas creencias sobre cualquier persona.
No importa si es una persona que conoces o una persona que ves en la historia, no importa. Si consideras a alguien de un pecado imperdonable, entonces te has impedido alcanzar la salvación, que es el entendimiento verdadero y completo de que todos somos uno. Eso es la salvación, y eso es lo que precipita la iluminación. Es en este entendimiento que se te dará tu libertad.
Yo soy aquel que conoces como Jesús, y te volveremos a hablar mañana.