1. He aquí la declaración de tu liberación de las cadenas del mundo. 2 Y he aquí asimismo la liberación del mundo
entero. 3 No te das cuenta de lo que has hecho al asignar al mundo el papel de carcelero del Hijo de Dios.
4 ¿Qué podría ser entonces sino un mundo depravado y temeroso, amedrentado por las sombras, vengativo y
salvaje, desprovisto de razón, ciego y enajenado por el odio?
2. ¿Qué has hecho para que ése sea tu mundo?
2 ¿Qué has hecho para que sea eso lo que ves?
3 Niega tu Identidad
y ése es el resultado. 4 Contemplas el caos y proclamas que eso es lo que eres. 5 No ves nada que no dé
testimonio de ello. 6 No hay sonido que no te hable de la flaqueza que hay dentro y fuera de ti; ni aliento que
respires que no parezca acercarte más a la muerte; ni esperanza que alientes que no haya de acabar en llanto.
3. Niega tu verdadera identidad y no podrás escaparte de la locura que provocó este extraño, antinatural y
fantasmal pensamiento que se burla de la Creación y se ríe de Dios. 2 Niega tu verdadera identidad y te
enfrentas al universo solo, sin ningún amigo, como una diminuta mota de polvo contra legiones de enemigos.
3 Niega tu verdadera identidad y contemplarás la maldad, el pecado y la muerte; y verás la desesperanza
arrebatarte de las manos todo vestigio de esperanza, dejándote solamente con ansias de morir.
4. Sin embargo, ¿qué podría ser esto sino un juego en el que puedes negar tu Identidad?
2 Eres tal como Dios te
creó. 3 Creer cualquier otra cosa es absurdo. 4 Con este solo pensamiento todo el mundo se libera. 5 Con esta
sola verdad desaparecen todas las ilusiones. 6 Con este solo hecho se proclama que la impecabilidad es
eternamente parte integral de todo, el núcleo central de su existencia y la garantía de su inmortalidad.
5. Deja que la idea de hoy encuentre un lugar entre tus pensamientos, y te habrás elevado muy por encima del
mundo, así como por encima de todos los pensamientos mundanos que lo mantienen prisionero. 2 Y desde este
lugar de seguridad y escape retornarás a él y lo liberarás. 3 Pues aquel que puede aceptar su verdadera identidad
realmente se salva. 4 Y su salvación es el regalo que les hace a todos como muestra de gratitud hacia Aquel que
le mostró el camino a la felicidad que cambió toda su perspectiva acerca del mundo.
6. Basta con un solo pensamiento santo como éste y te liberas: eres el santo Hijo de Dios Mismo. 2 Y con este
pensamiento santo comprendes asimismo que has liberado al mundo. 3 No tienes necesidad de usarlo
cruelmente, y luego percibir esa misma necesidad feroz en él. 4 Lo liberas de tu aprisionamiento. 5 No verás
una imagen devastadora de ti mismo vagando por el mundo llena de terror mientras éste se retuerce en agonía
porque tus miedos han dejado impreso en su corazón el sello de la muerte.
7. Alégrate hoy de cuán fácilmente se des-hace el infierno. 2 No necesitas más que decirte a ti mismo:
3 Soy el santo Hijo de Dios Mismo. 4 No puedo sufrir ni sentir dolor; no puedo
sufrir pérdidas ni dejar de hacer todo lo que la salvación me pida.
5 Y con ese pensamiento todo lo que contemples cambiará por completo.
8. Un milagro ha iluminado todas las lúgubres y viejas cavernas en las que los ritos de la muerte reverberaban
desde los orígenes del tiempo, 2 pues éste ya no tiene dominio sobre el mundo. 3 El Hijo de Dios ha venido
lleno de gloria a redimir a los que estaban perdidos, a salvar a los desvalidos y a darle al mundo el regalo de su
perdón. 4 ¿Quién podría ver el mundo como un lugar siniestro y pecaminoso cuando el Hijo de Dios por fin ha
venido nuevamente para liberarlo?
9. Tú que te percibes a ti mismo como débil y frágil, lleno de vanas esperanzas y de anhelos frustrados; nacido
sólo para morir, llorar y padecer, escucha esto: se te ha dado todo poder en la tierra y en el Cielo. 2 No hay
nada que no puedas hacer. 3 Estás jugando al juego de la muerte, al de ser impotente, al de estar
lamentablemente encadenado a la disolución en un mundo que no tiene misericordia contigo. 4 No obstante,
cuando tengas misericordia con él, su misericordia resplandecerá sobre ti.
10. Deja entonces que el Hijo de Dios despierte de su sueño y, que al abrir sus ojos santos, regrese para bendecir el
mundo que él mismo fabricó. 2 Ese mundo dio comienzo como resultado de un error, pero acabará en el reflejo
de la santidad del Hijo de Dios. 3 Y éste dejará de dormir y de soñar con la muerte. 4 Únete a mí hoy. 5 Tu
gloria es la luz que salva al mundo. 6 No sigas negándote a conceder la salvación. 7 Contempla el mundo que te
rodea y observa el sufrimiento que se abate sobre él. 8 ¿No está acaso tu corazón dispuesto a llevar descanso a
tus fatigados hermanos?
11. Ellos tienen que esperar hasta que tú te liberes. 2 Permanecen encadenados hasta que tú seas libre. 3 No pueden
ver la misericordia del mundo hasta que tú la encuentres en ti mismo. 4 Sufren hasta que tú niegues que el dolor
te atenaza. 5 Mueren hasta que tú aceptes tu propia vida eterna. 6 Eres el santo Hijo de Dios Mismo. 7 Recuerda
esto y el mundo entero se libera. 8 Recuerda esto y la tierra y el Cielo son uno.
COMENTARIO DE JESÚS CANALIZADO POR TINA SPALDING
Vosotros sois de hecho seres bendecidos. Yo soy aquel que conoces como Jesús. Tú eres el santo hijo de Dios. Yo soy el santo hijo de Dios. Todos ustedes son bellos, santos y divinos miembros de la mente de Dios.
Cuando realmente sabes esto, no eres cruel y no estás necesitado. Estás en sintonía con tu verdadera naturaleza y puedes caminar por el mundo con la cabeza en alto, pero no con arrogancia. Con la cabeza en alto sabiendo que eres el amor personificado. Tú tienes un gran propósito aquí y eres un ser eterno. Es tu creencia en la muerte lo que te hace hambriento. Es tu creencia en la muerte lo que hace que ataques a otros. Es tu creencia en la muerte, tu fragilidad y tu pequeñez lo que te hace ser rencoroso y cruel.
Cuando comprendes la verdadera naturaleza de tu grandeza— no en la grandiosidad del ego que dice: “Soy tan especial”, sino en la grandeza de conocer tu propio origen— entonces serás valiente, sabio y humilde. Caminarás por este mundo brillando con una luz que está más allá de la capacidad de comprensión de los demás. Ellos dirán: “¿Qué es lo que es diferente en ti? No te acobardas en la esquina como otras personas que conozco. No aprovechas y anhelas como otras personas. Parece que estás en paz a pesar que este mundo es un lugar loco. ¿Qué es lo que estás haciendo? En ese momento puedes decírselo, que eres un Santo Hijo de Dios, y que no hay nada que temer.
Yo soy aquel que conoces como Jesús, y te hablaremos de nuevo mañana.