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UCDM Lección 45: Dios es la Mente con la que pienso

1. La idea de hoy es la llave que te dará acceso a tus pensamientos reales, 2
los cuales no tienen nada que ver con
lo que crees que piensas, de la misma manera en que nada de lo que piensas que ves guarda relación alguna
con la visión. 3 No existe ninguna relación entre lo que es real y lo que tú crees que es real. 4 Ni uno solo de los
que según tú son tus pensamientos reales se parece en modo alguno a tus pensamientos reales. 5 Nada de lo que
crees que ves guarda semejanza alguna con lo que la visión te mostrará.
2. Piensas con la Mente de Dios. 2 Por lo tanto, compartes tus pensamientos con Él, de la misma forma en que Él
comparte los Suyos contigo. 3 Son los mismos pensamientos porque los piensa la misma Mente. 4 Compartir es
hacer de manera semejante o hacer lo mismo. 5 Los pensamientos que piensas con la Mente de Dios no
abandonan tu mente porque los pensamientos no abandonan su fuente. 6 Por consiguiente, tus pensamientos
están en la Mente de Dios, al igual que tú. 7 Están en tu mente también, donde Él está. 8 Tal como tú eres parte
de Su Mente, así también tus pensamientos son parte de Su Mente.
3. ¿Dónde están, entonces, tus pensamientos reales?
2 Hoy intentaremos llegar a ellos. 3 Tendremos que buscarlos
en tu mente porque ahí es donde se encuentran. 4 Aún tienen que estar ahí, ya que no pueden haber abandonado
su fuente. 5 Lo que la Mente de Dios ha pensado es eterno, al ser parte de la Creación.
4. Nuestras tres sesiones de práctica de hoy, de cinco minutos cada una, seguirán el mismo modelo general que
usamos al aplicar la idea de ayer. 2
Intentaremos abandonar lo irreal y buscar lo real. 3 Negaremos el mundo en
favor de la verdad. 4 No permitiremos que los pensamientos del mundo nos detengan. 5 No dejaremos que las
creencias del mundo nos digan que lo que Dios quiere que hagamos es imposible. 6 En lugar de ello, trataremos
de reconocer que sólo aquello que Dios quiere que hagamos es posible.
5. Trataremos asimismo de comprender que sólo lo que Dios quiere que hagamos es lo que nosotros queremos
hacer. 2 Y también trataremos de recordar que no podemos fracasar al hacer lo que Él quiere que hagamos.
3 Tenemos hoy todas las razones del mundo para sentirnos seguros de que vamos a triunfar, 4 pues ésa es la
Voluntad de Dios.
6. Comienza los ejercicios de hoy repitiendo la idea para tus adentros, al mismo tiempo que cierras los ojos.
2 Luego dedica unos cuantos minutos a pensar en ideas afines que procedan de ti, mientras mantienes la idea
presente en tu mente. 3 Una vez que hayas añadido cuatro o cinco de tus pensamientos a la idea, repite ésta otra
vez mientras te dices a ti mismo suavemente:
4 Mis pensamientos reales están en mi mente.
5 Quiero encontrarlos.
6 Trata luego de ir más allá de todos los pensamientos irreales que cubren la verdad en tu mente y de llegar a lo
eterno.
7. Debajo de todos los pensamientos insensatos e ideas descabelladas con las que has abarrotado tu mente, se
encuentran los pensamientos que pensaste con Dios en el principio. 2 Están ahí en tu mente, ahora mismo,
completamente inalterados. 3 Siempre estarán en tu mente, tal como siempre lo han estado. 4 Todo lo que has
pensado desde entonces cambiará, pero los cimientos sobre los que eso descansa son absolutamente
inmutables.
8. Hacia esos cimientos es adonde apuntan los ejercicios de hoy. 2 Ahí es donde tu mente está unida a la Mente de
Dios. 3 Ahí es donde tus pensamientos son uno con los Suyos. 4 Para este tipo de práctica sólo se necesita una
cosa: que tu actitud al llevarla a cabo sea la misma que tendrías ante un altar consagrado en el Cielo a Dios el
Padre y a Dios el Hijo. 5 Pues tal es el lugar al que estás intentando llegar. 6 Probablemente no puedes darte
cuenta todavía de cuán alto estás intentando elevarte. 7 Sin embargo, aun con el poco entendimiento que has
adquirido hasta la fecha, deberías ser capaz de recordarte a ti mismo que esto no es un juego fútil, sino un
ejercicio de santidad y un intento de alcanzar el Reino de los Cielos.9. En las sesiones de práctica cortas de hoy, trata de recordar cuán importante es para ti comprender la santidad de
la mente que piensa con Dios. 2 Mientras repites la idea a lo largo del día, dedica uno o dos minutos a apreciar
la santidad de tu mente. 3 Deja a un lado, aunque sea brevemente, todos los pensamientos que son indignos de
Aquél de Quien eres anfitrión. 4 Y dale gracias por los pensamientos que Él está pensando contigo.

COMENTARIO DE JESÚS CANALIZADO POR TINA SPALDING
Vosotros sois de hecho seres bendecidos. Yo soy aquel que conoces como Jesús. Te agradecemos por acompañarnos hoy. Estamos impresionados con el trabajo que estás haciendo con el beneficio de este comentario de apoyo.
Un Curso de Milagros es un programa de entrenamiento mental muy desafiante. Queremos recordarte el programa de entrenamiento mental que llevas a cabo en tu sociedad. Piensa en todos los años de escuela; te levantabas cuando no querías, tal vez vestías ropa que no querías, te sentabas en sillas duras incluso cuando estabas cansado, estudiabas cosas en las que no tenías interés y participabas en actividades que no tenían interés para ti.
Este fue el programa de entrenamiento mental de tu sociedad durante más de una década. Todos los días, y apenas te dio tiempo libre, con tareas, proyectos y actividades extracurriculares. Debes recordarlo por lo que es. Fuiste entrenado para anular las ideas, inspiraciones y orientación a las que tienes acceso de forma innata como hijo o hija de Dios.
Luego vas a la Universidad o a trabajar, lo que se te presente. Una vez más, si quieres recibir tu cheque de pago o mejorar tus calificaciones, haces cosas que no quieres hacer. Escribes artículos que desafían la mente sobre temas con los que no te sientes alineado, pero es un tema obligatorio que debes completar para obtener tu titulo. O trabajas en un lugar que te pagan mal, te tratan mal y te piden que anules esa guía que dice que corras fuera hacia el sol; otro programa de entrenamiento mental.
Después de tu día agotador, te vas a casa a ver la televisión y la miras, porque no te queda energía. Has estado resistiendo todo el día—un día triste, difícil, desafiante y aterrador. Quizás no has tenido apoyo. Quizás estés solo en un dormitorio o en un apartamento. Llegas a casa, exhausto y solo, y enciendes la televisión. Allí, nuevamente, la programación continua—noche tras noche, día tras día, año tras año. Has experimentado un profundo programa de entrenamiento mental.
Cuando reflexiones sobre las lecciones de Un Curso de Milagros, queremos que compares manzanas con amanzanas. Queremos que compares este programa de entrenamiento mental con el programa de entrenamiento mental que acabamos de describir. Te pedimos muy poco en comparación con ese programa de entrenamiento mental. A pesar de todo, esta es una poderosa herramienta transformadora que te lleva a un lugar de paz.
Queremos que no discutas con este plan; más bien compáralo con el plan que has seguido. Queremos que compares los dos porque estamos deshaciendo juntos ese programa de entrenamiento mental—un programa de entrenamiento mental poderoso, largo y determinado que tu sociedad estableció para ti. Queremos que compares estos pocos minutos y estos pequeños desafíos que te planteamos con lo que ya has atravesado—el programa de entrenamiento mental más magnifico que existe, el de la sociedad occidental.
Relájate un poco, ven a estas lecciones con alegría y que sepas que te estás liberando. Regresa a esa conexión con la santa mente de Dios que se te ha pedido que abandones a favor de la televisión, el trabajo, el dinero, comida, cigarrillos, alcohol y sexo; todas las cosas que habías programado para ti como reemplazo de esa conexión más maravillosa.
Yo soy aquel a quien conoces como Jesús. No te arrepentirás de estas lecciones. Asegúrate de no decirte a ti mismo que son demasiado difíciles de manejar y que no puedes dominarlas. Recuerda que has pasado por el programa de entrenamiento mental de la sociedad occidental y lo has dominado. Si puedes hacer eso, puedes hacer esto. Nos veremos de nuevo mañana.

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