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UCDM Lección 360: Que la paz sea conmigo, el santo Hijo de Dios. Que la paz sea con mi hermano, que es uno conmigo. Y que por medio de nosotros el mundo sea bendecido con paz

1. Padre, Tu Paz es lo que quiero dar al haberla recibido de Ti. 2 Soy Tu Hijo, eternamente tal como me creaste,
pues los Grandes Rayos permanecen en mí por siempre serenos e imperturbables. 3 Quiero llegar a Ellos en
silencio y con certeza, pues no hay ningún otro lugar donde ésta se pueda hallar. 4 Que la paz sea conmigo y
con el mundo entero. 5 En la santidad fuimos creados y en la santidad permanecemos. 6 En Tu Hijo, al igual
que en Ti, no hay mancha alguna de pecado. 7 Y con este pensamiento decimos felizmente “Amén”

COMENTARIO DE JESÚS CANALIZADO POR TINA SPALDING
Vosotros sois de hecho seres bendecidos. Yo soy aquel que conoces como Jesús. Tu sistema de respuesta te da tranquilidad mental como señal de que estás haciendo lo que debes hacer.
Notarás que a lo largo del día pueden haber muchas cosas que te hagan perder la tranquilidad mental: pensar que has olvidado tu cartera, no poder encontrar una plaza de aparcamiento, cavilar sobre algo que alguien te dijo que no te gustó o preocuparte sobre el futuro. Estos son los pequeños impedimentos para la paz que debes comenzar a presenciar como clave de tu sufrimiento.
Tus decisiones sobre qué preocuparte o qué pensar están sucediendo todo el tiempo. Tu paz es lo que está en juego cuando no prestas atención a lo que estás pensando. Piensa en esto: si no puedes encontrar un lugar para aparcar, el ego-mente dirá: “Bueno, eso es algo razonable para estar molesto”. Y nosotros decimos, ¿merece la pena perder la paz cuando no hay plaza de aparcamiento? Hay como una especie de acuerdo hasta que hay un espacio de estacionamiento, y el tiempo mientras no hay plaza de aparcamiento y encontrar plaza puede ser el cielo o el infierno. Depende de ti.
Reflexiona sobre lo que alguien te dijo que no te gustó— el tiempo que pasas en eso crea un infierno en tu mente, pierdes tu paz. Has asumido que sabes lo que quiso decir esa persona. Has asumido que estaba mal, y que esa persona no debería haberlo dicho. Se ha desencadenado en ti alguna emoción pasada que ha surgido en tu mente. Ahora, ese ser que dijo algo que no te gustó es, de hecho, un regalo para ti, porque esa persona trajo algo a tu mente del pasado, que de otra forma, no hubieras reaccionado ante ello. Cuando no tienes un punto sensible allí, cuando digan algo que no te gusta, simplemente lo pasarás por alto y dirás: “Creo que estás teniendo un mal día”. Pero si atiza en un punto sensible de la psique, entonces te han dado un regalo. En lugar de estar en el infierno y juzgarlos, podrías estar en el cielo y decirles “gracias” por revelar algo en tu subconsciente de lo que no eras consciente. ¡Qué maravilloso regalo te han dado! Una vez más puedes convertir el infierno en el cielo.
Esto puede suceder cientos de veces, mil veces al día. Es tu elección si juzgas al mundo o lo aceptas tal como es en este momento. Si aceptas el mundo como es, no significa que quieras que siga siendo así. Más bien, entiendes que es así en ese momento, y si lo miras sin juzgar, verás algo que te ayudará. Verás algo que te inspirará. Verás algo que te motivará.
No tienes que estar en el infierno. Puedes decir: “Acepto que hay pobreza en este mundo y me gustaría cambiarla”, en lugar de retorcerse las manos y quedarse en un estado mental de infierno. Puedes decir: “Ahora estoy inspirado, voy a hacer algo al respecto”. Ese no es un estado mental de infierno, en absoluto. Estar motivado es un estado mental inspirador. Se siente bien. Te sientes lleno de energía, como si pudieras marcar la diferencia.
Valora la paz hoy. Cualquiera que sea la paz que tengas, valórala, disfrútala, deléitate. Comprende que cuando pierdes la paz, tienes la oportunidad de aprender algo profundo y poderoso sobre tu propia mente y sobre cómo tu ego ve el mundo— o piensa como debería ser el mundo. Tu ego está equivocado si te enfada y te hace perder la paz diciendo: “Por lo tanto no debería ser así”. Nosotros te decimos es así. Entonces, acéptala. ¡Aprende e inspírate!
Yo soy aquel que conoces como Jesús, y te volveremos a hablar mañana.

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