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UCDM Lección 295: El Espíritu Santo ve hoy a través de mí

1. Hoy Cristo pide valerse de mis ojos para así redimir al mundo. 2 Me pide este regalo para poder ofrecerme paz
mental y eliminar todo terror y todo pesar. 3 Y a medida que se me libra de éstos, los sueños que parecían estar
firmemente afianzados en el mundo desaparecen. 4 La redención es una. 5 Al salvarme yo, el mundo se salva
conmigo. 6 Pues todos tenemos que ser redimidos juntos. 7 El miedo se presenta en múltiples formas, pero el
amor es uno.
2. Padre mío, Cristo me ha pedido un regalo, que doy para que me sea dado. 2 Ayúdame a usar los ojos de Cristo
hoy, y así permitir que el Amor del Espíritu Santo bendiga todo cuanto contemple, de modo que la compasión
de Su Amor pueda descender sobre mí.

COMENTARIO DE JESÚS CANALIZADO POR TINA SPALDING
Vosotros sois de hecho seres bendecidos. Yo soy aquel que conoces como Jesús. Así como puedes elegir mirar con los ojos del ego (crítico, temeroso, carente, asustado de muchas cosas), puedes elegir entregar tu visión al Espíritu Santo; lo que significa que tú estás usando la visión intermedia que se te ha dado a través de la consciencia Crística para que puedas ver un mundo perdonado. Esto es lo que la visión del Espíritu Santo te mostrará: un mundo perdonado. Te demostrará que puedes pasar el día sin juzgar. Te demostrará que puedes pasar el día sin miedo, sin recriminaciones, sin batallas. Y esto te traerá una paz tremenda.
Lo que más te sorprenderá a lo largo del camino es que el mundo no se acaba cuando dejas que el ego controle todo. El ego te dirá que rendirte a una visión que no es la tuya te hará perder el control, y luego perderás. Lo opuesto es verdad. Cuando te rindes a la visión del Espíritu Santo y caminas por tu día sin juzgar, sin miedo, sin odio, mirando al mundo con ojos compasivos, te darás cuenta de que tu ego no es tu amigo. Es algo que necesitas emplear para superar algunos aspectos de supervivencia de tu experiencia, pero es un error fatal permitir que el ego gobierne tu mundo y tome todas tus decisiones por ti.
En lugar, ríndete al Espíritu Santo y permite que una visión más alta que la limitada y temerosa del ego tome tus decisiones, relájate en una vida entregada: vida pacífica, amorosa y en aceptación. Todas estas son condiciones muy, muy diferentes, a las que te ofrece el ego.
Pruébalo hoy y mira cómo te va.
Yo soy aquel que conoces como Jesús, y te volveré a hablar mañana

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