1. Padre, no puedo sino corresponder a Tu Amor, pues dar es lo mismo que recibir y Tú me has dado todo Tu
Amor. 2 Tengo que corresponder a él, pues quiero tener plena conciencia de que es mío, de que arde en mi
mente y de que, en su benéfica luz, la mantiene inmaculada, amada, libre de miedo y con un porvenir en el que
sólo se puede perfilar paz. 3 ¡Cuán apacible es el camino por el que a Tu amoroso Hijo se le conduce hasta Ti!
2. Hermano mío, ahora hallamos esa quietud. 2 El camino está libre y despejado. 3 Ahora lo recorremos juntos y en
paz. 4 Me has tendido la mano y yo nunca te abandonaré. 5 Somos uno, y es sólo esta unicidad lo que buscamos
a medida que damos los últimos pasos con los que concluye una jornada que nunca comenzó.
COMENTARIO DE JESÚS CANALIZADO POR TINA SPALDING
Vosotros sois de hecho seres bendecidos. Yo soy aquel que conoces como Jesús. Estamos muy contentos de que estés con nosotros hoy haciendo esta lección. Es tu amor por tu Creador lo que te conecta con el Todo Lo que Es.
Cuando amas el mundo, amas tu coche, amas tu cuerpo y amas la comida, te estás desconectando de Todo Lo Que Es, no porque ninguna de estas cosas sea innatamente mala, pero cuando adoras esas cosas, te rebajas a ti mismo. Es como si dijeras: «Soy un pequeño cuerpo individual, y estas cosas me hacen feliz». Como sabes, como buen estudiante de Un Curso de Milagros, cualquier cosa que creas que es verdad, es verdad para ti.
Este amor del que hablas ahora— amar al Padre, amar a Dios, amar a Todo Lo Que Es— es la ruta vertical. El ego te lleva por la ruta horizontal y al campo de batalla. Estas lecciones te llevan por la ruta vertical directamente a la Fuente, y en esa dirección, no hay interferencias excepto tu mente. Por eso entrenamos la mente. En la horizontal, no hay interferencias excepto tu creencia en la separación, y tu creencia en la separación te hace ir a la horizontal. Es tu creencia en los cuerpos lo que te hace ir a estas cosas materialistas para satisfacer las necesidades de tu ego.
Estás buscando lo más profundo. Buscas lo más elevado. Estás buscando lo eterno, y en esa búsqueda, lo encuentras. En el mundo del ego, en el campo de batalla, nunca encuentras nada. Es una satisfacción temporal, un placer físico, quizás. Pero una vez que esa interacción termina, te sientes separado de nuevo. Vuelves a sentirte solo; vuelves a sentir hambre.
Esta conexión con la Fuente te mantiene profunda e intensamente satisfecho, porque te conectas con lo que eres: un aspecto divino de la mente de Dios que ha elegido entrar en la separación por un corto tiempo. Pero este es el viaje al Hogar. Este viaje a la unidad es el hambre que realmente se va a satisfacer, el hambre verdadero de tu Hogar y de amor.
Yo soy aquel que conoces como Jesús, y te hablaremos mañana.