1. Padre, hoy le entrego a Cristo todo lo que es mío para que lo utilice de la manera que sea más beneficiosa para
el propósito que comparto con Él. 2 Nada es exclusivamente mío, pues Él y yo nos hemos unido en un
propósito común. 3 De este modo, el aprendizaje casi ha llegado a su señalado final. 4 Por un tiempo
colaboraré con Él en el logro de Su propósito. 5 Luego me fundiré en mi Identidad y reconoceré que Cristo no
es sino mi propio Ser.
COMENTARIO DE JESÚS CANALIZADO POR TINA SPALDING
Vosotros sois de hecho seres bendecidos. Yo soy aquel que conoces como Jesús. Aquí notarás el uso la palabra «Cristo». Significa la consciencia de Cristo. No es Jesucristo (yo). Yo soy Jesús, quien se convirtió en Cristo a través de las prácticas que me enseñaron y que aprendí. Lo que esta lección te dice es que inicialmente estés dispuesto a ser utilizado por la consciencia Crística para un propósito más elevado, y a través de esa práctica, te familiarizarás con tu verdadera naturaleza. Tu verdadera naturaleza, entonces, tomará el control.
Primero es una práctica de entrega a una consciencia superior, reconociendo que no sabes todo lo que necesitas saber, que a veces estás equivocado, y que a través de esta dedicación, estás diciendo: «Cámbiame». Estás diciendo: «No voy a utilizar más mi cuerpo-mente para los propósitos de mi ego. Los dedico a un propósito más elevado, y a través de esta dedicación, llegaré a conocerme a tal grado que seré guiado hacia mi verdadero ser. Con esa guía, seré libre de usar mi libre albedrío como me parezca, porque habré sido elevado por encima del campo de batalla hacia la sabiduría y el contacto consciente directo con mis guías y maestros».
Esto es lo que le ocurrió a este ser. Abandonó la voluntad de su ego para dedicarse a la práctica del perdón, dedicó completamente su cuerpo-mente para convertirse en un dispositivo de comunicación perfecto para Dios. En esta dedicación de dejar de lado sus deseos, se conectó con un propósito superior, y a través de ese propósito, ahora elige lo que quiere hacer dadas sus experiencias en ese estado de entrega.
Puede parecer que te estás perdiendo: pero, en realidad, te estás encontrando. No pierdes tu libre albedrío. Por el contrario, te vuelves capaz de usar tu libre albedrío con amor, bondad y magnanimidad.
Yo soy aquel que conoces como Jesús, y te hablaremos mañana.