1. Tu perdón es lo que conduce a este mundo de tinieblas a la luz. 2 Tu perdón es lo que te permite reconocer la
Luz en la que ves. 3 El perdón es la demostración de que eres la luz del mundo. 4 Mediante tu perdón vuelves a
recordar la verdad acerca de ti. 5 En tu perdón, por lo tanto, reside tu salvación.
2. Las ilusiones que tienes acerca de ti y acerca del mundo son una y la misma. 2 Por eso es por lo que todo perdón
es un regalo que te haces a ti mismo. 3 Tu meta es descubrir Quién eres, al haber negado tu Identidad atacando
a la Creación y a Su Creador. 4 Ahora estás aprendiendo a recordar la verdad. 5 Para ello, el ataque tiene que
ser reemplazado por el perdón, de manera que los pensamientos de vida puedan reemplazar a los pensamientos
de muerte.
3. Recuerda que en todo ataque apelas a tu propia debilidad, mientras que cada vez que perdonas apelas a la
fortaleza de Cristo en ti. 2 ¿Te vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti?
3 Eliminará de tu mente
toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. 4 Arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor.
5 Restituirá en tu conciencia la invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo.
4. Regocijémonos de poder comenzar y concluir este día practicando la idea de hoy, y de usarla tan
frecuentemente como nos sea posible en el transcurso del día. 2 Ello te ayudará a que pases un día tan feliz
como Dios Mismo quiere que seas. 3 Y ayudará a aquellos que te rodean, así como a aquellos que parecen
encontrarse lejos en el espacio y en el tiempo, a compartir esta felicidad contigo.
5. Tan a menudo como puedas hoy, con los ojos cerrados a ser posible, repite para tus adentros:
2 Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.
3 Cumpliré mi función para así poder ser feliz.
4 Dedica entonces uno o dos minutos a reflexionar sobre tu función, y la felicidad y liberación que te brindará.
5 Deja que pensamientos afines acudan a ti libremente, pues tu corazón reconocerá estas palabras, y en tu
mente se encuentra la conciencia de que son verdad. 6 Si te distraes, repite la idea y añade:
7 Deseo recordar esto porque quiero ser feliz.
COMENTARIO DE JESÚS CANALIZADO POR TINA SPALDING
Vosotros sois de hecho seres bendecidos. Yo soy aquel que conoces como Jesús. Estás destinado a ser feliz. Una de las grandes fabricaciones—diremos mentiras—enseñadas sobre mi enseñanza es el requisito del sufrimiento y sacrificio.
El sufrimiento y sacrificio engendran resentimiento y causan dolor. La felicidad no. Cuando prestas atención a tu mente, cuando aprendes que lo que piensas crea los sentimientos que sientes y si te hacen feliz o triste, te das cuenta que el sufrimiento es una elección. El sufrimiento es, de hecho, una elección. No te hace santo, te hace miserable. Yo no sufrí en la cruz. Al enseñar esa lección a mis discípulos, les mostré que el cuerpo no era nada para mí y que no sufría. La aparición de esa historia, y las capas de falsedad que han depositado en esa historia durante miles de años en tu sociedad, son mentiras.
No es lógico que el único hijo de Dios se sacrifique de forma dolorosa por la salvación de los demás. Eso no tiene sentido. Lo que si tiene sentido, y es lógico si lo piensas bien, es que demostré mi capacidad para superar la muerte. Demostré mi capacidad para no sufrir y demostré que el sufrimiento no es necesario. Que la crucifixión de mi cuerpo fuera el último sacrificio inútil demostrado en este mundo. No es un requisito de ti. Estás diseñado para ser feliz. Tienes un sistema de guía que, cuando está alineado con la verdad, te hace feliz. Es muy sencillo, queridos.
No hablamos aquí de placer. El placer corporal es otra cosa. Es algo sensorial. La felicidad es una cualidad de la mente. Es algo que cultivas por la forma en que manejas tu mente, no por lo que haces con tu cuerpo. Ese es un tipo diferente de sentimientos y puede hacerte infeliz buscar constantemente placeres corporales. Profundizaremos en eso en una fecha posterior. Por ahora, debes saber que estás destinado a ser feliz.
Cuando no estás satisfecho, estás fuera de camino. Cuando no estás satisfecho, vuelve a la lección del día y pregúntate si lo has aplicado bien. Estas lecciones no son solo para decirlas de memoria, aunque al principio pueden sentirse así. Aproximadamente en este momento en el programa de entrenamiento mental, a medida que aplicas las lecciones, realmente crees lo que te dices a ti mismo. Si crees en lo que te dices a ti mismo y aplicas la lección, no te sentirás triste. No sufrirás nada durante el día y llegarán días, queridos, en los que te des cuenta de que estas lecciones te ofrecen paz. Te ofrecen una forma diferente de navegar tu experiencia humana. Entonces te preguntas: “Si me siento mejor después de 60 lecciones, ¿cómo me sentiré después de 360 lecciones? ¿Y cómo me sentiré después de cinco años de practicar esto, o diez años de practicar esto?” Sí, queremos que te imagines tan feliz, tan lleno de salud, tan lleno de vitalidad, que apenas recuerdes la vida antes de Un Curso de Milagros.
Yo soy aquel que conoces como Jesús, y te volveremos a ver mañana.