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CÓMO ENCONTRAR LA PAZ EN TIEMPOS DIFÍCILES – CANALIZANDO A JESÚS

Hola a todos. Tina Spalding aquí hoy para nuestro video de lectura de texto. Hoy estamos haciendo capitulo VII, parte 8 de Un Curso de Milagros, la Creencia Increíble.

Hemos dicho que sin proyección no puede haber ira, pero también es verdad que sin extensión no puede haber amor. Todo ello refleja una ley fundamental de la mente y, por consiguiente, una ley que siempre está en vigor. Es la ley mediante la cual creas y mediante la cual fuiste creado. Es la ley que unifica al Reino y lo conserva en la Mente de Dios. El ego, sin embargo, percibe dicha ley como un medio para deshacerse de algo que no desea. Para el Espíritu Santo es la ley fundamental del compartir, mediante la cual das lo que consideras valioso a fin de conservarlo en tu mente. Para el Espíritu Santo es la ley de la extensión. Para el ego, la de la depravación. Por lo tanto, produce abundancia o escasez dependiendo de cómo eliges aplicarla. La manera en que eliges aplicarla depende de ti, pero no depende de ti decidir si vas a utilizar la ley o no. Toda mente tiene que proyectar o extender porque así es como vive, y toda mente es vida. El uso que el ego hace de la proyección tiene que entenderse plenamente antes de que la inevitable asociación entre proyección e ira pueda por fin erradicarse. El ego siempre intenta perpetuar el conflicto. Es sumamente ingenioso en encontrar soluciones que parecen mitigar el conflicto, ya que no quiere que el conflicto te resulte tan intolerable que decidas renunciar a él. Por lo tanto, trata a toda costa de persuadirte de que él puede librarte del conflicto, no sea que lo abandones y te liberes a ti mismo. Utilizando su propia versión distorsionada de las Leyes de Dios, el ego se vale del poder de la mente sólo para quebrantar el verdadero propósito de ésta. Proyecta el conflicto desde tu mente a otras mentes en un intento de persuadirte de que te has librado del problema. Hay dos errores fundamentales en este intento: el primero es—estrictamente hablando—que el conflicto no puede ser proyectado porque no puede ser compartido. Cualquier intento de conservar una parte de él y deshacerse de la otra no tiene realmente ningún sentido. Recuerda que un maestro en conflicto no es un buen maestro ni un buen aprendiz. Sus lecciones son confusas y el valor de transferencia de las mismas se ve limitado por su confusión. El segundo error es la idea de que puedes deshacerte de algo que no deseas dándoselo a otro. Dándolo es precisamente como lo conservas. La creencia de que viéndolo fuera de ti lo eliminas de tu interior es una distorsión total del poder de la extensión. Por eso es por lo que los que proyectan se preocupan tanto por su seguridad personal. Temen que sus proyecciones van a retornar a ellos y a hacerles daño. Puesto que creen haberlas desalojado de sus mentes, creen también que esas proyecciones están tratando de volverse a adentrar en ellas.  Pero como las proyecciones no han abandonado sus mentes, se ven obligados a mantenerse continuamente ocupados a fin de no reconocer esto. No puedes perpetuar una ilusión acerca de otro sin perpetuarla en ti mismo. No hay forma de poder escapar de esto, ya que es imposible fragmentar a la mente. Fragmentar es dividir en pedazos, y la mente no puede atacar ni ser atacada. La creencia de que puede—error que el ego siempre comete—sirve de fundamento para el uso que él hace de la proyección. El ego no entiende lo que es la mente y, por lo tanto, no entiende lo que eres tú. Su existencia, sin embargo, depende de tu mente porque el ego es una creencia tuya. El ego es una confusión con respecto a tu identidad. Al no haber tenido nunca un modelo consistente, no se desarrolló nunca de manera consistente. Es el resultado de la aplicación incorrecta de las Leyes de Dios llevada a cabo por mentes distorsionadas que están usando indebidamente su poder. No le tengas miedo al ego. Él depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes asimismo desvanecerlo dejando de creer en él. No proyectes sobre otros la responsabilidad por esa creencia o, de lo contrario, prolongarás su existencia. Cuando estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues éstos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de tus errores. Mas una vez que los hayas aceptado como tus propios errores, no te detengas ahí. Entrégaselos de inmediato al Espíritu Santo para que Él los des-haga completamente, de manera que todos sus efectos desaparezcan de tu mente y de la Filiación en su totalidad. El Espíritu Santo te enseñará a percibir más allá de tus creencias porque la verdad está más allá de cualquier creencia; y la percepción del Espíritu Santo es verdadera. Te puedes olvidar del ego por completo en cualquier momento que así lo elijas porque el ego es una creencia completamente inverosímil, y nadie puede seguir abrigando una creencia que él mismo haya juzgado como no creíble. Cuanto más aprendes acerca del ego, más te das cuenta de que no se puede creer en él. Lo inverosímil no se puede entender porque no es creíble. Es evidente que una percepción basada en lo que no es creíble no tiene sentido, pero tal vez no hayas reconocido que dicha percepción está más allá de lo que se puede creer precisamente porque fue concebida por una creencia. Este curso no tiene otro propósito que enseñarte que el ego no es creíble y que nunca lo será. Tú que lo inventaste al creer lo que no es creíble, no puedes emitir ese juicio por tu cuenta. Pero cuando aceptas la Expiación para ti mismo, decides en contra de la creencia de que puedes estar solo, desvaneciendo así la idea de la separación y afirmando tu verdadera identificación con todo el Reino como algo que literalmente forma parte de ti. Esta identificación está más allá de cualquier duda, del mismo modo en que está más allá de cualquier creencia. Tu plenitud es ilimitada porque el estado de ser es infinito.

 

 

Está bien. Eso es Un Curso de Milagros, capitulo 7, parte 8, La Creencia Increíble. Veamos que tiene que decirnos Jesús sobre esto.

 

Vosotros sois, de hecho, seres bendecidos. Yo soy aquel que conoces como Jesús. Esta es la ilusión de la vida de la que has oído hablar. Este lugar es un sueño, este lugar es una ilusión. Y realmente a lo que se refiere es a la manera que piensas en ti mismo. Piensas en ti como cuerpo, piensas en ti como ego, piensas en ti como vulnerable, piensas en ti como débil y sin poder. Y esto es lo que está pasando muy poderosamente en tu sociedad en este momento porque tú has sido adoctrinado en eso y has permitido que estas ideas residan en tu mente. Así, por ejemplo, si ves películas donde la gente recibe un disparo y muere, y ese es el final de la persona, tú estás constantemente reforzando tu creencia en la muerte. Aunque tal vez estés viendo esa película y diciendo que no crees que la muerte sea real. Creo en la vida eterna y sin embargo, estás viendo imagen tras imagen de muerte. Tú te estás volviendo a adoctrinar y estás permitiendo que esa idea resida dentro de tu mente. Tu mente observará una película sin saber que en verdad es fantasía porque lo sigues viendo.

Entonces la mente dirá que estás mirando esto porque crees en ello. Estás viendo esto porque lo valoras. Estás viendo esto porque esto es importante. Y lo mismo ocurre con tus noticieros. Nosotros lo hemos mencionado muchas veces que no deberías estar viendo las noticias. ¿Por qué?, porque las noticias siempre son sobre el caos, siempre se trata de guerra, muerte, destrucción, enfermedad, miedo y cuando lo miras y te permites esas imágenes e ideas en tu mente, estás fortaleciendo el ego y tú sufrirás por eso. No por un dios castigándote sino porque las ideas que estás permitiendo constantemente en tu mente son mentiras. No son verdad. Este lugar no se trata de eso. A pesar de que la gente que gobierna tu planeta y promueve este tipo de imágenes violentas, principios centrados en la muerte en tu sociedad, promueven estas ideas. Este mundo, de hecho, puede parecer completamente diferente y por eso estamos aquí. Estamos trabajando para convencerte de alejarte de las historias del ego porque cuando te entregas a las historias del ego; por ejemplo, juzgando a alguien que no te gusta, juzgando a un familiar como malo o comportándose incorrectamente, estás fortaleciendo el ego y por lo tanto estás aumentando la separación. Tú estás aumentando el miedo y sufrirás porque estás destinados a funcionar a la frecuencia del amor.

Así, cuando juzgas a alguien y te sientes mal— lo hemos dicho esto muchas veces antes— tú crees que te sientes mal por su comportamiento. Te sientes mal por tu comportamiento. Tú estás proyectando en ellos tu deseo por separación, y no lo ves. Piensas que, si juzgas a otra persona y los haces malos, parecerás estar mejor, parecerás mejor, pero no puedes separar estos dos aspectos de tu mente. Todos son juzgados de la misma manera, la mente es holística. Así que, si juzgas a los demás, te juzgarás tú mismo. No juzguéis sino queréis ser juzgados, eso es lo que significa esa frase.

Así que cuando hablamos de perdón, el primer acto de perdón es dar un paso atrás en juzgar. Por eso, empieza a mirar el mundo con ojos compasivos para que no tengas juicios que perdonar. En primer lugar, queremos que empieces a mirar hacia los engaños del ego; las guerras, los noticieros, los asesinos, películas, los programas de televisión violentos. Queremos que los observes como eso, un observador, y digas: “Ese no es mi mundo, no me interesa ese mundo. Me interesa un mundo de amor y extensión”. Y eso es lo que pasará a medida que te alejas de enfocarte en el mundo del ego y lo juzgues como malo. Te conviertes es un transeúnte. Tú llegas a ser capaz de observarlo y decir: “Ah, ves, ahí está el ego. Pequeño ego tonto haciendo lo suyo. No voy a dejar que me afecte”.

Algunas personas dirán que te estás convirtiendo en insensible pero la verdad del asunto es que estás observando el mundo del ego y los juegos del ego con la energía adecuada cuando dices: “Lo siento. No voy a participar en ese mundo. Voy a crear el mundo del amor y extensión”. Y una vez que enfocas tu mente en eso, entonces te vuelves capaz de ver el mundo con ojos compasivos. Ah, ahí va el ego otra vez, defecando en la vereda. No me voy a enfadar por eso. Voy a ir adentro de mi y cultivar en mí mi capacidad de amarme a mi mismo. Voy a cultivar dentro de mí mi capacidad para comprometerme con mi propia creatividad, y mi propia mente amorosa, después de un poco de entrenamiento, diremos, para la mayoría de ustedes. La mayoría de ustedes no tienen mentes amorosas en este momento, a medida que entrenes tu mente lo verás cada vez más claro, y verás que tu mente es, de hecho, inexperta y bastante salvaje. No puedes controlarla, no puedes recordar, no puedes pensar lo que quieres pensar. Estás pensando todo tipo de pensamientos que no quieres pensar. Pero a través de Un Curso de Milagros, a través de las lecciones y una vez que hayas terminado las lecciones, usando esas lecciones como respuesta al mundo del ego-mente con el que estás comprometido, encontrarás más y más paz y como encontrarás más paz, aprovecharás más y más ideas amorosas, y aprovecharás más poder de lo alto. Poder de lo divino, y así es como curé cuando estaba en el plano de la tierra hace tantos años. Estaba en sintonía con la verdad que es el opuesto de enfermedad. El amor es lo opuesto al miedo. Sintonizarás en esas frecuencias más altas y podrás borrar de tu experiencia lo que es desagradable, lo que es indoloro, lo que te hace daño a ti y a otros.

Así, entienden el poder de esto curso. Entiende el significado del perdón. Estás aclarando tu mente, desalojando de tu mente creencias, ideas e imágenes que no son amorosas e ideas temerosas. Ese es tu propósito ahora mismo; la expiación, la ascensión, para esto es, para esclarecer tu mente de todo odio, miedo, juicio y tú puedes hacerlo es cuestión de disciplina, es cuestión de amarte a ti mismo y valorar sentirte bien. Debes valorar sentirte bien por encima de los dictados el ego a atacar. Yo soy aquel que conoces como Jesús y te hablaré de nuevo pronto.

 

Gracias por acompañarme hoy. Te veré pronto, adiós.

 

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